ROMANCE SAYAGUES Raúl Iglesias. Se levanta don José justo antes de que amanezca, para amordazar al gallo que a su familia molesta, con tan bastos decibelios que sonrojaban su cresta. Ha caído buena pelona*, se ve todo blanco fuera, y algo se ha metido dentro sin repiquetear la puerta: el frío es alguien osado, maleducado y asceta. Echa un vistazo a los llares* de los que el caldero cuelga, y sujeta la perola* que cada vez menos pesa, desayunando una sopa que al estomago no llega. Ya tomará algo de leche cuando el mediodía venga, que no hay mejor recipiente que amorrarse de la teta, de cualquiera del rebaño que pueda llamarse oveja. Sobre el pijama de largo que hace su piel más espesa, se coloca un pantalón con más piteras* que tela, pero cumplen su misión de dar calor a las piernas. Se viste poquito a poco todo el resto de las prendas, que no eran tampoco muchas, pero de ello no se queja: "peor es estar desnudo" para sus adentros piensa. Echó mano al avantal* del mandil de la parienta, dejándole una teronja* que amarró ayer de la tierra, porque hoy es su aniversario; para darle una sorpresa. Nada mas salir vinieron cuatro perros y una perra, a saludar a su amo, con sus colas como estelas, persiguiendo a aquel hocico al que jamás nunca llegan. José empieza la jornada mientras sus manos refriega, presto a chiscarse* un cigarro con la luz de alguna estrella, que aún ocupan un cielo que parece que clarea. Nuestro José anda algo renco* sin llegar a ser cojera: debe ser por dormir mal sobre aquella cama vieja, sobre la que se achaparra* para ver lo que se sueña. Pero ya se pasará, supone mientras se aleja: por si acaso su cachaba agarraba con gran fuerza: "que más vale prevenir..." Así mismo se recuerda. Comienza a salir el sol mientras él va a la dehesa, para llevar al ganado a triscar la blanca hierba, que a verde se tornará cuando encienda el sol su mecha. Saca el moquero* José: las narices le molestan, y se suena, tan, tan fuerte, que los pardales despiertan y sin el desperezarse, nada más despertar, vuelan. Bajo su hombro cuelga el hato*, que a su paso bambolea, un machao*, un cacho carne y pan duro con manteca, que tienen que valer de comida, merienda y cena. Entre encinas florecidas y las cortinas* de piedra, era bien difícil que la sonrisa no saliera a libar sobre las flores que a lo alegre nunca vetan. Hay que andar pasito a paso: sólo tienen bicicleta, el cartero y el alcalde y nadie más  que se sepa. Aunque amaneciese helado, ya estamos en primavera: por el día hacía bueno y a media tarde refresca. Dejando atrás andurriales* a todas partes se llega, y a lo lejos se divisa -dónde se borra la senda- el rebaño de José, amarisado*, a la espera de que abran la gran cañiza de la que son prisioneras, para ir a sorver la charca y paladear la hierba, porque no hay mejor manduca* que la que daba la tierra. Lo primero es el beber, porque la boca está seca y camino de la charca las pezuñas se tropiezan, porque acuden en montón como si espacio no hubiera. José abreva de la fuente, arrodillado ante ella, como queriendo rezar a la santa agüita buena. Y separa los rumiacos* que en el liquido se mezclan, para que no atragantasen su cuello, como una cuerda. Las mañanas pasan bien mirando la roja mela*, con jota de un tal José sobre la nalga derecha, de las ovejas que nunca se cansan de comer hierba. Ya era la hora de comer, porque los perros se acercan, y nunca hay mejor reloj que las barrigas hambrientas. Don José siempre comparte: le enseñaron en la escuela a la que nunca fue, que el dar también alimenta. Lo mira del lado bueno, quizás pa´comer no tenga, pero tampoco tendrá que limpiarse las boceras*. Las ovejas a lo suyo, y don José echa la siesta, soñando, no que era rico, si no que la vida es bella, si te sabes conformar con lo poquito que tengas. Ya con la tarde avanzada se oyó un ruido que se frena, adelantando la noche, ennegreciendo la esfera; maquillando el grande cielo con pinturas de tormenta. Llegó pronto el chaparrón: !por Dios, salvese quién pueda! Echó don José a correr a encerrar a las ovejas. Vengándose* de hacer todo, se giró, dando la vuelta, para iniciar el camino que a su casa le regresa. La cosa se puso mal: perdió el rumbo y la chaqueta, sobre el vaivén de una rama que se interpuso indiscreta. Don José ya se preocupa porque el camino no encuentra: de nada valen los ojos ante la negrura espesa. A sus perros no los ve, porque ellos, que si se orientan, se adelantaron confiados pensando en que los siguiera. Se acurrucó entre dos rocas que su chinostra* cubrieran, de aquel aguacero que en vez de mojar, derrenga. No maldecía su suerte, sólo aguardaba a la espera, de que la tormenta pase y como vino se fuera. Tan sólo le consolaba, el que si llueve, no hiela, aunque ya siente en sus carnes que el frío de él se apodera. Y apretándose en si mismo, por sus familiares reza: porque si llega a faltarles su corazón no les duela. Al ras de dejar la vida en una curiosa mueca, una luz iluminó el hueco entre las dos piedras, y se sentía el calor de algún agosto cualquiera. Se incorporó lentamente, mirando a la compañera que compartía cobijo erguida sobre su vera: llevaba como el atruejo* que en carnaval se pusiera y no se hubiese quitado por un despiste cualquiera. Era la virgen María, con una sonrisa puesta, con un fulgor como si se alimentase de leña. Se retiró su mantón, de un claro azul que recuerda, el cielo de donde viene aquella mujer tan bella. Se lo colocó a José en cima de su silueta y tocó aquella mejilla que nota que se calienta. A la mañana siguiente despertó con cinco lenguas: lengua de sus cuatro perros y como no, de su perra. No sabe si lo soñó o la experiencia fue cierta. Era ya un nuevo día, una mañana estupenda, y mientras se incorporaba, don José cayó en la cuenta, que hilos de color azul sobre su camisa cuelgan, como la prueba fehaciente; como divinas banderas. * PELONA : Helada. *LLARES:Cadena en la que se cuelgan los calderos en las chimeneas *PEROLA: Cazuela u olla grande. *PITERA:Agujero en un saco, ropa... *AVANTAL: Bolso que llevaban las mujeres bajo el mandil. *TERONJA:Lirio azul. *CHISCAR: Prender. *RENCO:Cojo. *ACHAPARRARSE: Espatarrarse, descansar relajadamente. *MOQUERO: Pañuelo. *HATO: Ropa y comida que se lleba al campo. *MACHAO: Hacha. *CORTINA: Terreno propio cercado con pared de piedras. *ANDURRIAL:Camino o sendero malo de andar. *AMARISARSE: Ganado agrupado. *MANDUCA: Comida. *RUMIACOS: Planta acuática. *MELA: Mancha de tintura para distinguir a las ovejas. *BOCERAS: Suciedad en torno a la boca después de comer. *VENGAR: Ser capaz. *CHINOSTRA: Cabeza. *ATRUEJO: Disfraz de carnaval. Raúl Iglesias & Miguel Cabezas 2012 (c)
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